Jóvenes texanos mantienen viva la tradición de la charrería

Edmundo Ríos III en San Antonio Charro Ranch en San Antonio, Texas, el 19 de noviembre de 2017.Brock Stoneham / NBC News

Edmundo Ríos III en San Antonio Charro Ranch en San Antonio, Texas, el 19 de noviembre de 2017.Brock Stoneham / NBC News

SAN ANTONIO, Texas – Casi todos los días después del trabajo, Edmundito Ríos, de 21 años, se dirige directamente a un rancho y practica la charrería durante aproximadamente cuatro horas.

 Ríos ha estado participando en charreadas, también conocidas como rodeo mexicano, como precursor del rodeo Mesince, desde que tenía 7 años. Ahora pertenece a un equipo que compite en torneos.

 «Me tomó años aprender lo que sé ahora», dijo.

 Mucnos quizás no sepan que el rodeo americano por excelencia se deriva de la charrería, que comenzó hace cientos de años como una forma de criar ganado. Además de México, todavía se practica en el suroeste de Estados Unidos, particularmente en Texas. Quienes participan en el deporte son conocidos como charros.

 Como tradición familiar en México, la charrería se transmite de una generación a otra. Los niños son introducidos en el deporte cuando tienen tan solo 2 o 3 años y muchos charros pasan décadas en el ruedo.

 Aunque hay jóvenes interesados ​​en la charrería como un vínculo con su patrimonio cultural, el deporte es considerado en extinción. Muchos temen que no se transmitirá a las generaciones futuras.

 En 2016, la UNESCO inscribió la charrería en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

 Las charreadas modernas cuentan con un total de nueve eventos de habilidades diferentes, conocidos como suertes. También hay un evento femenino llamado escaramuza, en el que las mujeres se ponen de lado y demuestran su habilidad ecuestre.

Edmundo Ríos III en el San Antonio Charro Ranch en San Antonio, Texas, el 18 de noviembre de 2017 Rock Stoneham / NBC News

 A diferencia del rodeo americano, los charros no ganan premios. En cambio, ellos invierten en el deporte. Compran equipo importado de México y lo pagan para participar en competiciones, lo que puede ser costoso.

 La ley de los Estados Unidos prohíbe que los caballos caigan al suelo como lo harían en México. «Si lo haces mal o no sabes cómo hacerlo bien, podrías lastimarte, no el animal», explicó Ríos.

 Riendo mientras señalaba a su caballo que abría con el hocico la cerradura de su puesto, Ríos dijo que los animales a menudo se convierten en el mejor amigo de un charro. «La relación que construyes con los caballos es como un vínculo que nadie jamás podrá entender», dijo.

Edmundo Ríos I, Edmundo Ríos III y Edmundo Ríos II en el San Antonio Charro Ranch en San Antonio, Texas, el 19 de noviembre de 2017. Brock Stoneham / NBC News

 Ríos y su padre están tratando de mantener vivo el deporte; la familia ha transmitido habilidades de charrería durante tres generaciones.

 El padre de Ríos fue el primero en su familia en practicarlo en Estados Unidos. Fue charro durante más de 40 años hasta que tuvo un accidente recientemente. Ahora supervisa un equipo y le ha transmitido la tradición a su hijo.

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