Siempre he admirado en tí, padre,
la honradez y la entereza,
la bondad y la alegría,
el amor con que me tratas,
la exigencia que hace falta;
no necesito decirlo:
¡ya sabes cuánto te quiero!

Siempre he admirado en tí, padre,
la honradez y la entereza,
la bondad y la alegría,
el amor con que me tratas,
la exigencia que hace falta;
no necesito decirlo:
¡ya sabes cuánto te quiero!